📚 9 valiosísimos minutos de tranquilidad para tus hijos y para ti
📖 Para Nuestros Hijos
Si tienes hijos, piensas tenerlos o quieres hacer la recolecta de tu vida, lee / escucha esto hasta el final. Si no te hace reflexionar, puedes darte de baja al final del mail.
El viernes 19 de enero, viajamos 22 hombres en diferentes vuelos a Jackson Hole. Todos con historias tan distintas que, muchas veces, esas diferencias son barreras limitantes que no nos permiten conectar profundamente, como la religión, la diferencia de edad, las escuelas a las que fuimos, nuestros ideales, nuestros valores, nuestros proyectos y empresas, etc.
Por alguna razón, el Gran Misterio sembró en
la idea de hacer un podcast que, 5 años después, nos reúne en un viaje a esquiar para hacer de la montaña un puente para la conexión, compartiéndonos desde lo que hoy somos y sin ataduras a lo que fuimos o creíamos que debíamos ser.No importa quién tiene la empresa más rentable o la que más factura, quién tiene más colaboradores, quién tiene más proyectos en puerta, quién da más conferencias o quién tiene la marca personal más influyente.
Lo único importante es que el Gran Mecanismo juntó a 22 hombres entre 29 y 58 años; entre católicos, judíos, cristianos y ateos; entre empresas de fierros, financieras y de tecnología, chefs y ponentes de marcas personales, pero todos comprometidos con abrir el corazón, contar lo que en el presente les duele de su historia, sus grandes caídas y sus grandes victorias, y todos en un compromiso sagrado con la expansión de su consciencia para transformarse en mejores seres humanos.
Ser un mejor yo para ser un mejor esposo, ser un mejor padre, ser un mejor hijo, ser un mejor hermano, ser un mejor amigo, ser un mejor líder y ser una mejor persona en esta tierra. Somos un grupo en constante evolución y transformación.
Hay algunos que conozco profundamente y otros que no, y ese es el regalo del viaje: profundizar conectando y compartiendo con aquellos que conozco sustancialmente y que en este viaje pueden ser mensajeros de la montaña para dejar una nueva semilla que crezca en el interior, y así fue el caso con mi querido
.El día del viaje madrugamos en un vuelo red eye para iniciar la aventura y, al llegar la noche, estaba agotado, quería descansar para descubrir la montaña la mañana siguiente con los Cracks y terminé pasando una pésima noche y dormí 5 horas.
Desperté cansado, desganado, molesto y con coraje por no haber podido dormir bien. Subiendo al desayuno, todos estaban emocionados y noté que mi actitud no era la correcta ni lo que quería llevar a la experiencia, me costó trabajo poder cambiarla y fluir. Estaba haciendo del problema una problemática y acababa de escribir de ello. Quería entregarlo todo y fusionarme con la montaña, me sentía muy frustrado.
Al llegar al pie de la montaña y bajarnos del coche, Noé se dio cuenta de que olvidó sus guantes en la casa y, en ese momento, recibí una señal interior: “Ayúdalo y acompáñalo por ellos para que no se quede solo”.
Eran 5 minutos de camino y, por las profundas lecturas de
de Noé, sabía que tenía mucho que compartir. Ni él ni yo nos consideramos escritores todavía, solo compartimos nuestra forma de ver el mundo y lo que vamos reflexionando sobre las experiencias del camino.Le pregunté: “¿Por qué has dejado de escribir?” y nos fuimos tan profundo como pudimos en esos 5 minutos y surgió algo en común que le da un propósito mucho más poderoso a Momentos de Tranquilidad ahora que estoy a punto de comenzar la iniciación más importante de mi vida, ser el padre de Mateo.
¿Qué mejor regalo podemos dar como padres a nuestros hijos que escribirles nuestra forma de ver el mundo y que nos conozcan mediante la inmortalidad de nuestros escritos y reflexiones?
Podemos dejarles dinero, propiedades, acciones y empresas, pero no hay nada tan poderoso como el legado de nuestro valores y lo que fuimos descubriendo en nuestro camino de la mente al corazón.
¿Cuántos no conocieron a su papá o su mamá? Y hubieran querido tener una libreta con la recolección de las historias y reflexiones de sus papás para conocerlos por medio de sus palabras y escritos.
¿Cuántos han perdido a su madre o a su padre? Y en momentos de confusión, depresión o fracaso hubieran querido tener el consejo y guía de sus padres.
¿Cuántos no tienen relación con su madre o padre? Y en el fondo quieren abrir su corazón para conectar con ellos desde la empatía y el amor para entender dónde nació la separación.
¿Qué sentiríamos si pudiéramos leer en un diario lo que nuestros papás sintieron el día que nacimos? ¿El día que dijimos mamá o papá por primera vez? ¿El día que dimos nuestros primeros pasos? ¿Nuestro primer día de escuela o el día que nació nuestro hermano?
Noé y yo caímos en cuenta de que la esencia de nuestros escritos es tan personal y tan profunda porque la intención es compartir(nos) con nuestros hijos desde lo que vamos siendo en cada momento, que vean el mundo a través de nuestros ojos y exploren la profundidad de nuestra mente. Se trata de compartirles nuestra evolución y transformación. La persona que escribe en 2024 no es la misma que en 2030 ni en 2040.
¿Entonces, para qué escribir cartas, reflexiones, aprendizajes, experiencias y momentos a nuestros hijos?
Escribimos para que crear una conexión más íntima, personal y profunda con ellos.
Escribimos para contarles la historia de nuestro amor con su madre, lo que sentimos al saber que venían en camino y hacerlos parte de la expansión de amor que cambió todo para siempre cuando llegaron a este plano.
Escribimos para invitarlos a emprender la aventura del camino más difícil para el hombre: el camino de la mente al corazón.
Escribimos sobre nuestros sueños y nuestros valores; sobre el amor, la libertad, el dar y compartir, el propósito superior, el sentido de la vida y el caminar en coherencia.
Escribir acerca del poder súpremo de la curiosidad y la autenticidad, de que sean ellos mismos sin máscaras y disfraces, y que se amen a pesar de todo para siempre creer en ellos mismos.
Escribimos para compartirles la importancia de nuestros grandes maestros y mentores, y el impacto que tuvieron en nuestro camino. Y que sepan que las relaciones profundas, y de valor y de largo plazo, son claves para vivir una vida en plenitud porque “as iron sharpens iron, so one person sharpens another”.
Escribimos nuestras reflexiones, desde lo más superficial hasta lo más profundo para ofrecerles nuevas perspectivas. Así podrán integrar lo que les funcione y aplicarlo en las decisiones más importantes de su vida.
Escribimos para que descubran quiénes éramos como seres humanos, no solo como padres, haciéndolos parte de nuestras grandes historias y aventuras. Les contamos cómo nos sentimos al vivirlas, lo que aprendimos y compartirles que el gran regalo estuvo en el camino, no en el destino.
Escribimos para hacerlos testigos nuestros momentos de quiebre, nuestras depresiones más fuertes, nuestras decisiones más complejas, nuestros peores errores, los momentos en los que sentíamos que nos moríamos y los que más dolor trajeron a nuestra vida, pero también cómo pudimos resignificarlo todo.
Escribimos para que conozcan nuestras pasiones, lo que nos hacía reír, la música que nos ponía la piel chinita, los conciertos que nos transportaron a otros mundos, los libros que nos cambiaron la forma de ver el mundo, los viajes que expandieron nuestra consciencia, los deportes que nos hicieron dejar todo en la cancha y los amigos que marcaron nuestro camino.
Escribimos para que, cuando ya no estemos y pasemos a la siguiente vida, recuerden nuestra cosmovisión y filosofía de vida.
También escribimos para contarles cómo el Gran Misterio siempre juega con nosotros, y cómo el Gran Mecanismo nos muestra el camino. La conversación con Noé nunca habría pasado si no hubiéramos ido al viaje, si no nos hubiéramos quedado en la misma casa, si no hubiera olvidado sus guantes y si no lo hubiera acompañado a buscarlos, permitiendo que platicáramos solo los dos en ese trayecto. Lo que sucedió minutos después de hablar con Noé es otro claro ejemplo de cómo darle más vida al Gran Mecanismo.
Viviendo intensamente, disfrutando del frío, el paisaje desde la cima y bajando la montaña con Manolo, Javier y Mike, no había tiempo que perder y tomábamos la fila de “single riders”. Javier venía contándonos que quiere dejarse el bigote y, en ese lift como single rider, me tocó junto a un personaje con un bigote curioso y lo entendí como otra señal del Gran Mecanismo.
Lo saludé y me terminó platicando que esquiar es su pasión, su vida y que su conexión con la montaña de Jackson Hole es su medicina desde hace más de 30 años. Le pedí me compartiera una reflexión de esos 30 años explorando la montaña y me habló de un momento en el que, buscando paz, se fue a acampar a la montaña y encontró el momento de mayor serenidad de su vida.
También me dijo que él escribía los reportes de la montaña todas las mañanas y pensé: “el Gran Mecanismo me puso un escritor en frente 😎”. Le pregunté si tenía hijos, “sí, uno de 13 años”, y le dije: “¿Hermano, no crees que deberías empezar a escribir las reflexiones que te dice la voz de la montaña para tu hijo? Haz journaling, cartas o escribe lo que sea, pero regálale a tu hijo la oportunidad de explorar tu mente y vivir el mundo a través de tus ojos, hazte inmortal en tus palabras y acompáñalo cuando ya no estés.”
Estábamos a punto de llegar a la cima, asintió con la cabeza y, muy reflexivo, se me quedó viendo y me dijo: “You know, this might change his life and our relationship for ever. Thank you!” Asentí con la cabeza y cada quien tomó su camino.
Y así orquesta Dios, el Universo o el Gran Misterio (lo que tú creas), juntando a 22 hombres que nunca se hubieran conocido y que, como el acero, golpe tras golpe, se afilan, y juntos crecen y se transforman, compartiendo lo que aprenden con los “extraños” de la montaña y de la vida.
Y no se limiten a sus hijos; los que tengan nietos o sobrinos, nunca es tarde para empezar. Y no nos compliquemos, hagámoslo fácil con una libreta y una pluma, lo que salga, porque nadie nos va a juzgar. Hay excepciones, como
que lo llevó al siguiente nivel, escribiendo "Vivir Infinito" a su hijo, con su forma de ver y experimentar la vida.Al Gran Misterio no hay que intentar descifrarlo, porque en nuestra mente no caben las millones de posibilidades que tiene preparadas para nosotros; solamente hay que estar atentos con el WiFi prendido y en presencia plena para conectarnos con las señales que nos envía a través del Gran Mecanismo.
Invertir tiempo, energía y dinero en la conexión con nosotros mismos es el puente para conectarnos con la fuente y bajar con claridad y entendimiento nuestra forma de ver el mundo.
Gracias, Noé, bajamos algo que puede tener un impacto profundo en la vida de muchos niños y muchos padres. ¡Gracias a todos mis cracks por un épico viaje en la montaña!
💭 Something to think about…
La persona consciente utiliza el mundo como un espejo para comprenderse mejor y dominarse a sí misma.
La persona inconsciente ataca al espejo porque no se da cuenta de que es un espejo.
Increíble! Gracias por todo lo que nos compartes a los que te rodeamos y sobre todo a las generaciones que están por llegar. Te amamos.
Hermano, te lo dije en privado y te lo repito por aquí: me siento honrado de haber sido parte de tus reflexiones. Intencionar nuestras acciones de la forma en la que lo describes, llena de energía y trasendencia ejercicios como este. De ti aprendo hoy que la vida ofrece lecciones en cada interacción, pero están visibles solo para quien tiene la humildad intelectual y el ánimo de aprender algo de ellas. Te admiro y te aprendo, hermano. Abrazo grande.