Mensajes del Bosque
En preparación para el retiro del Camino de la Mente al Corazón, fui a caminar al Desierto de los Leones con mi hermano y un gran amigo.
Abiertos y receptivos, respirando el aire puro y frío, caminamos en fila y en silencio durante una hora por el bosque.
El sonido del viento entre los árboles, el canto de las aves, los rayos de luz entre las ramas, el Pantone verde y café por todo el bosque, y el frío crearon las condiciones propicias para entrar en contacto con una parte de nosotros que tenemos olvidada: el universo interno.
Observando y contemplando en silencio, a través del bosque, nuestro ser nos habla.
En el silencio escuchamos lo que sucede adentro. Sin ruido, sin distracciones, sin juicio. Enfocamos nuestra presencia en la mirada interior.
Sentir y dar cada paso conectando con cada músculo involucrado en el movimiento. Respirar lento y profundo, sin agenda y sin reloj, sin prisa interna.
Atentos a los árboles caídos, a los árboles que, camino al cielo, se doblaron y, aun así, retomaron camino; a los árboles vestidos de verde, a los árboles que nacieron chuecos y así se quedaron.
Caminando por caminar, observando por observar, contemplando por contemplar.
De repente, llegamos a un sendero reducido con bosque inexplorado.
Sentí que me llamaba, me detuve y pensé: “Esta es la parte oscura de una ceremonia. Entraremos a explorar y descubrir a dónde nos lleva el camino”.
La visibilidad empezó a disminuir considerablemente, a cada paso se hacía más oscuro, había más ramas y árboles tapando el camino, las maniobras para caminar eran complicadas.
Aun así, seguíamos en fila y sin hablar, comunicándonos sin palabras. Sentí esa conexión certera de que los tres estábamos volcados en la experiencia en un máximo estado de flow.
Seguimos caminando y creí encontrar una ruta de salida a bosque abierto bajando la montaña hacia la izquierda, pero no, únicamente nos llevé a un lugar mucho más complejo de transitar. Un callejón sin salida a la mitad del bosque.
No podíamos ver más de 5 metros hacia adelante y llegó el momento en que cada uno tendría que encontrar el camino más cómodo y accesible para si mismo.
El silencio se mantuvo mientras intercambiamos miradas, sabíamos que estábamos perdidos y al mismo tiempo estábamos inmersos en la experiencia, buscando el camino de salida del laberinto que nos fuimos a meter.
Decidimos regresar buscando el camino de entrada. Creí que lo recordaría fácilmente con las “fotos mentales” que tomé a ciertos árboles que serían señal del camino de vuelta.
No recordé ninguno y en ese momento me preocupó arruinar la experiencia y romper el silencio para platicar cómo regresar al bosque abierto.
Aguantamos y seguimos caminando, abriéndonos camino entre las ramas, impulsándonos en algunos árboles y tronando madera vieja al pisarla. La visibilidad mejoró y el bosque empezó a abrirse hasta encontrar un camino hecho por el hombre.
Abandonamos la profundidad del bosque, sonreímos y nos mantuvimos en silencio. Caminamos hasta encontrar un sendero hacia adentro del bosque para que, ahora sin perdernos, descargáramos los mensajes del bosque en nuestra libreta.
Al compartirlos, Sebastián dijo algo que describió de forma precisa el momento en que estuvimos perdidos: “Todos estamos en el mismo bosque, pero en un camino diferente”.
Los tres estábamos en el mismo lugar y, al observar detenidamente el bosque, los tres veíamos un camino de salida diferente.
Así es la vida. Todos habitamos la misma realidad, pero la observamos con diferente perspectiva que nos da millones de interpretaciones y significados distintos para cada uno de nosotros.
Así es el Camino de la Mente al Corazón. Todos anhelamos llegar al mismo lugar, pero para lograrlo, solo es posible por el camino propio. El que no esta señalizado ni pavimentado porque no ha sido transitado antes. Se crea y se descubre en cada paso. Y por lo mismo, es un camino contrario e inusual para los demás.
Estemos atentos cuando nos perdemos en el bosque de la vida, porque en lo que es intransitable para el otro, descubrimos el camino de regreso a nuestro ser.
Ve al bosque más cercano de tu casa, inhala profundamente, camina en silencio, piérdete un poco y escucha lo que el silencio te quiere compartir.
No tengas miedo de escucharte a ti.
Rick Rubin x Matthew McConaughey
Rick Rubin, el maestro creativo, y Matthew McCounaghey en una conversación abierta y transparente sobre lo realmente importante detrás de la fama de Hollywood.
Te dejo mis aprendizajes favoritos:
“Humility is knowing you got more to learn.”
“I feel the most spiritual when I look at men as brothers and women as sisters.”
“My dream is to become one of my child’s best friends.”
Perderse... Pasará muchas veces, paso nuevemente. Pero hoy me vuelo a encontrar y mi entorno cambió y hoy soy feliz.
Escucharse a uno mismo es un reto, y lo es aún más, poder escuchar y entender a nuestro prójimo. Nuestro entorno.